La Mujer y el Satanismo
Con el paso de los siglos, esta suprema entidad ha ido adquiriendo distintos nombres para significar la misma cosa, un Dios ambiguo y cambiante cuyo único sustento para la existencia es el absurdo, debemos entonces tener en cuenta que todo cuanto existe es y forma parte de una verdadera divinidad, caótica e incoherente como bien sabemos, pero divinidad en todo caso, y cuyas manifestaciones son de tan variada índole que tanto teólogos como aficionados han intentado darle a cada aspecto de la realidad (es decir de la divinidad) un nombre particular, llegando inclusive a formular las más extensas listas de demonios que, analizadas al detalle, no son sino nuevos bautismos con nombres arcanos de los clásicos elementos naturales y socio-emocionales que siempre hemos conocido.
Así tenemos que Lilith, por poner un ejemplo que va de la mano con el tema principal de este texto, no es sino la personificación de la lujuria, y en tal caso, cualquier mujer extremadamente lasciva podría ser una Lilith; vemos pues que la mujer ha representado desde siempre un misterio concebible tan solo desde el único punto de relación que el hombre primitivo tenía con ella, hablamos pues de acto sexual; hemos narrado la ilógica distorsión judeocristiana de los antiguos dioses y valores paganos, hemos visto que dentro de esta forzada modificación de lo verdadero se halla el pecado de ser mujer, hemos ahondado en que cada aspecto de la realidad puede ser "satanisado" y convertido en algo demoníaco, y por lo tanto llegamos a la conclusión de que la mujer, por haber sido conocida desde los orígenes de la historia como misterio y fuente de vida, ha sido llevada al terreno del pecado como su primera creadora de la mano con Lucifer.
El Desprecio hacia la Mujer
en el Cristianismo
Si analizamos por un momento el relato hebreo de la tentación, en primer plano tenemos a una serpiente nombrada simplemente como "el demonio", y en segundo lugar tenemos a una mujer llamada Eva, la pecadora; si bien es cierto que fue el demonio quien incitó a Eva a comer la manzana, es cierto también que Eva se convierte a su vez en tentadora al darle de comer un bocado del pecado a Adán, vemos pues que el demonio es pecador por ser tentador de la mujer, y vemos también que Adán es pecador por caer en la tentación, pero en esta infantil historia podemos también observar las primeras semillas de un inexpresable odio hacia la mujer, ya que siendo Eva pecadora por caer en la tentación del demonio, se transforma también en tentadora y comete un segundo pecado al hacer que a su pareja pruebe el fruto del mal.
Tomemos ahora una segunda historia, la virginidad entendida como pureza de la madre de Cristo, en ella se trastorna toda saludable naturaleza femenina, en primer lugar bien sabemos que el embarazo es algo propio de la mujer, y sin embrago para María el embarazo fue concebido sin el mal llamado "pecado", es decir sin el debido coito, esta increíble e ilógica aberración solo puede ser entendida como la más cruda aversión al aspecto sexual de la mujer, es decir que la mujer únicamente es buena si deja de ser mujer, esto quiere decir que solo eliminando la natural sensualidad y atractivo de la mujer esta puede llegar a ser santa; es claro que a través del tiempo la iglesia católica ha sentido terror hacia todo placer carnal, el erotismo es parte primordial de nuestra verdad cotidiana, y sin embargo los dogmas cristianos, al haber sido formulados por hombres, generalmente cohibidos en sus impulsos sexuales, han descargado toda su ira contra lo femenino como origen de la perdición en la tentación del pecado.
En resumidas cuentas, se debe dejar en claro que las religiones occidentales (islam, cristianismo y judaísmo) han creído, por motivaciones generalmente culturales, que la mujer era la causante del pecado, en especial del pecado del sexo; en realidad las creencias religiosas que aun hoy nos persiguen a través de sus iglesias y templos, de sus sacerdotes y monjas, no son sino el producto de una sociedad altamente machista y misógina, donde la mujer no intervenía en los asuntos sociales ni políticos, es de entender pues que todos los fundamentos del cristianismo hayan sido creados única y exclusivamente por varones, sin respetar la opinión de la mujer; el sacerdocio fue desde el inicio del cristianismo una labor puramente masculina, solo los hombres han podido celebrar el ritual católico de la misa, y solo los hombres son los culpables de implantar credos machistas al plasmar su continua incapacidad de satisfacer en el lecho a la mujer, los conventos y monasterios fueron inventos masculinos para encerrarse y encerrar a la mujer, de modo tal que el hombre pueda escapar al obvio placer insatisfecho de su pareja, culpándola luego de pedir demasiado.
Mujer y Satanismo
El Satanismo, como religión que acepta al hombre y a la mujer como seres tanto carnales como espirituales, reconoce también que tenemos un cuerpo que debe satisfacer ciertas necesidades, es por ello que cuando el Satanista tiene hambre sencillamente satisface su deseo comiendo lo deseado, es por ello que cuando el Satanista tiene sed solo debe beber del agua que lo sacie, y de igual modo, si el Satanista (sea hombre o mujer) siente el natural deseo de satisfacer sus apetitos sexuales solo debe satisfacerlos y punto, sin estar pensado si lo que hace es alguna clase de pecado que pueda herir la tal vez homosexual inclinación del dios cristiano.
El Satanista, al verse librado de toda la represión psicológica que puede tener quien no se regocija en sus normales ansias sensuales, puede con toda calma reconocer a la mujer como ser humano que es, sin hacer de ella un conglomerado de prejuicios relacionados al pecado y la tentación; todo ser humano reprime muchos de sus deseos, los cuales suelen ser cohibidos por las normas sociales y en especial por la religión judeocristiana, en tanto que al liberar estos deseos y satisfacerlos sin miedos ni remordimientos, podemos tener una visión más clara y menos apocalíptica de la realidad, donde la relación entre el hombre y la mujer es de igual a igual, donde ambos sexos tienen las normales limitaciones de toda persona, pero donde ambos también pueden desarrollarse al máximo a partir de una igualdad de oportunidades sin que uno tema al otro, sino más bien llevados de la mano como seres complementarios que somos.
El Satanismo reconoce además que la mujer y lo femenino se hallan por encima de lo masculino en todo cuanto está relacionado al aspecto ritual y mágico, las antiguas culturas paganas reconocían al dios todopoderoso como entidad primordialmente femenina, es decir que la tierra y las estrellas eran de naturaleza femenina, la noche y la luna eran diosas poderosas y misteriosas, el aspecto masculino de la naturaleza estaba únicamente relacionado con lo material y cotidiano; hablamos pues del hombre como aquel que se dedica a las cosas de cada día, a proveer el alimento al hogar, a luchar por un pedazo de tierra, o a crear los instrumentos materiales como cuchillos y lanzas para sobrevivir al monótono ajetreo diario; la mujer por el contrario era la sacerdotisa y la madre de los misterios, la dueña de la noche y de lo oculto, la señora y reina de todo cuanto va más allá del entendimiento puramente científico y roza con lo sobrenatural, bien decía Aleister Crowley al afirmar que no hay verdadera magia sin una mujer.
La imagen de la bruja y la hechicera ha sido distorsionada por el culto a Cristo y su odio contra la mujer, hoy se la ve como una mujer fea y perversa, cuando en realidad, para el proceso mágico, la bruja no es sino la fuente de toda belleza y misterio propio a lo oculto, misterio que de vez en cuanto puede ser aterrador pero que a la vez es fascinante, esta ambigüedad típica en la mujer nos muestra lo sensual y femenino que puede ser el ocultismo, y en especial el Satanismo; la mujer nunca ha estado inmiscuida en asuntos superficiales y pasajeros, sino que muy por el contrario ella ha sido siempre la que se eleva a las esferas superiores del entendimiento y ve más allá de lo habitual, el ritual Satánico se eleva también por sobre lo rutinario, y para ello recurre a la mujer en busca de su consejo y ayuda, la mujer Satanista es pues la verdadera sacerdotisa y el hombre es tan solo un discípulo más que requiere y necesita ineludiblemente de la presencia femenina.
Los ritos Satánicos se basan en la irrefutable verdad de que el acto sexual, junto con la muerte, son las dos formas más claras de crear las energías necesarias, que luego de ser canalizadas por medio de la magia y la hechicería, podrán ser utilizadas para los fines que el celebrante vea por conveniente; es claro que el acto del sacrificio ritual libera un tipo de energía vital poderosa, ya que al realizar un asesinato ritual toda la fuerza generada por la víctima puede ser encauzada hacia un fin específico, y sin embargo, la persona muerta no podrá resucitar para volver a usar sus fluidos energéticos, es por ello que el ritual sexual se hace necesario, y se hace entonces mucho más necesaria la presencia de la mujer, ya que el hombre desperdicia demasiada potencia en la producción de semen y esperma, en tanto que la mujer convierte todo el placer sexual en energía pura, la cual puede ser creada por ella una y otra vez aun sin la intervención del varón; de ahí que digamos que el Satanismo respeta y admira a la mujer no solo por su obvia capacidad intelectual y racional, sino también por la capacidad femenina de lograr por medios mágicos lo que el hombre en soledad no podría jamás obtener.
A fin de cuentas, no somos nada sin las mujeres :P
Saludos